Natalia Jiménez Ruiz, Partner & CMO at Aiwin 

La preocupación por el buen uso y correcta gestión del dato en las organizaciones ha ido creciendo en los últimos años, a medida que los datos se vuelven cada vez más decisivos para el éxito de cualquier negocio. Protegerlos se convierte en un desafío cada vez más complejo, y crear una Cultura de Privacidad en las organizaciones es hoy clave para  abordar también con éxito los retos presentes y futuros junto con nuestros mejores aliados: nuestros empleados. 

Como consecuencia de la acelerada digitalización vivida en los últimos años y los cambios en nuestra forma de trabajar, las organizaciones han incrementado tanto el manejo del dato, que actualmente es casi uno de sus activos más importantes. 

Conscientes de que la privacidad es ya un elemento estratégico, su correcta gestión debe ir mucho más allá de cumplir con la normativa, ya que las buenas prácticas en materia de privacidad son sinónimo de una buena reputación de marca y garantía de ingresos.

Si además le sumamos el actual contexto internacional de amenaza global, con un incremento de ciberataques y un mayor riesgo de sufrir una brecha de datos, se confirma la prioridad de proteger la información de nuestros clientes y empleados, y la necesaria reflexión sobre si las medidas que tenemos y que adoptamos a nivel técnico son y serán suficientes para hacer frente a estas nuevas amenazas.

El empleado: nuestro mejor aliado

Todas las organizaciones cuentan con una plantilla que, en diferentes contextos y con diferentes fines, recopilan, gestionan y almacenan información de clientes y empleados para mantener en funcionamiento nuestra actividad y negocio. Esta labor no solo les convierte en la primera línea de defensa ante las amenazas, sino también en el eslabón más débil y en el blanco perfecto para contribuir a que un robo o filtración de datos prospere.

Por ello, cada vez es más frecuente encontrar a organizaciones que van más allá de la parte técnica y normativa, y parte de su estrategia la destinan a concienciar a sus empleados en la necesidad de hacer un buen uso y una correcta gestión del dato. Crear una cultura de privacidad empieza a ser un must en un contexto presente y futuro cada vez más inestable.

Cómo crear una Cultura de Privacidad en las organizaciones

Crear una Cultura de Privacidad es una carrera de fondo. Un camino que pasa por mostrar a  cada empleado cómo sus acciones y decisiones en el desempeño de su trabajo, impactan en el día a día de la organización, y cómo desarrollando los comportamientos necesarios contribuyen de forma directa en el buen uso y correcta gestión del dato.

Entender que solo deben recopilar aquella información y dato que sea esencial para su labor, que siempre deben ser transparentes con el propietario de los datos, que deben proteger los datos con la mayor de las diligencias, como si fueran los suyos propios, y que su uso debe ser siempre responsable y ético, deberían ser comportamientos que formen parte del ADN de toda la organización.

Y con este propósito, la clave es concienciar y sensibilizar a nuestra plantilla de una forma más experiencial y entretenida, que se aleje del concepto que los empleados tienen sobre la privacidad: un tema complejo y difícil de asimilar que no suele despertar mucho interés, dado que por muchos es considerado un aspecto ajeno a sus funciones diarias en la organización. 

De esta forma, conseguiremos no solo que un mayor número de empleados acceda a los itinerarios formativos y de concienciación, sino que, además, su participación les generará un recuerdo más duradero en el tiempo y unos conocimientos más fácilmente aplicables a su puesto de trabajo.